ADOLFO J. DOMÍNGUEZ MONEDERO
Universidad Autónoma de Madrid
Vencidos en el papel de vencedores: Roma y el Epiro
Ya en los primeros momentos de la presencia romana en el Epiro los romanos se encuentran con el apoyo y la colaboración de elementos destacados de la aristocracia local. Uno de los casos más conocidos a este respecto es el de Cárope el Viejo, cuya ayuda es fundamental para evitar los avances de Filipo V. En el momento inmediatamente anterior a la batalla de Pidna, y seguramente gracias a la acción de su nieto, Cárope el Joven, una parte importante del Epiro cambia de bando, lo que garantiza su supervivencia tras la represión romana y, al tiempo, el auge de este personaje.
En la presente comunicación quiero analizar los mecanismos que ambos individuos utilizan para aprovechar, en su propio beneficio, los mecanismos imperialistas puestos en marcha por Roma en su proceso de conquista de este territorio; es significativo, a este respecto, que el viejo Cárope envió a su nieto a Roma para que aprendiese latín y se educase en la cultura romana. Es un ejemplo muy claro de cómo, en un momento en el que aún no está decidido el destino de Grecia, algunos aristócratas griegos optan ya claramente por una postura que favorecerá los designios imperialistas romanos.
El comportamiento de Cárope el Joven, una vez consolidado el dominio romano, llega a ser tan terrible que, paradójicamente, los propios romanos llegarán a cerrarle las puertas desvinculándose, en cierto modo, de la actividad que había llevado a cabo en favor de ese mismo dominio y, además, le valdrá uno de los juicios más negativos que Polibio (también estrecho colaborador de Roma) dedica a alguien.
Este caso nos permitirá reflexionar también sobre cómo la propia ideología imperialista romana se aprovecha de los "colaboracionistas" pero, una vez cumplida su misión, el imperio abjura de ellos.
En la presente comunicación quiero analizar los mecanismos que ambos individuos utilizan para aprovechar, en su propio beneficio, los mecanismos imperialistas puestos en marcha por Roma en su proceso de conquista de este territorio; es significativo, a este respecto, que el viejo Cárope envió a su nieto a Roma para que aprendiese latín y se educase en la cultura romana. Es un ejemplo muy claro de cómo, en un momento en el que aún no está decidido el destino de Grecia, algunos aristócratas griegos optan ya claramente por una postura que favorecerá los designios imperialistas romanos.
El comportamiento de Cárope el Joven, una vez consolidado el dominio romano, llega a ser tan terrible que, paradójicamente, los propios romanos llegarán a cerrarle las puertas desvinculándose, en cierto modo, de la actividad que había llevado a cabo en favor de ese mismo dominio y, además, le valdrá uno de los juicios más negativos que Polibio (también estrecho colaborador de Roma) dedica a alguien.
Este caso nos permitirá reflexionar también sobre cómo la propia ideología imperialista romana se aprovecha de los "colaboracionistas" pero, una vez cumplida su misión, el imperio abjura de ellos.